Es difícil a veces lograr identificar si un ser querido o nosotros mismos tenemos problemas con la alimentación, por eso presentamos a continuación algunas señales que nos pueden hacer pensar que estamos frente a la presencia de un trastorno de la conducta alimentaria:
- Es delgado y sigue adelgazando: si una persona tiene un estado nutricional muy bajo para su estatura, edad y necesidades nutricionales, y aún así sigue bajando de peso, debemos estar atentos para buscar la ayuda indicada.
- Hacen dietas sin tener sobrepeso: si alguien cercano se mantiene retirando grupos alimentarios de su plan nutricional para influir sobre su peso a pesar de no requerirlo, hay que hacer seguimiento a este comportamiento.
- Se sienten “gordas” a pesar de su delgadez: si manifiesta sentirse con sobrepeso o inconforme con su peso, su imagen o su figura de manera frecuente podría ser un signo de alarma para un trastorno de la conducta alimentaria.
- Habla mucho de comida, cocinar o dietas: si la mayoría de temas a los que se refiere esta persona durante las conversaciones están relacionados con este tipo de tópicos, se debe tratar con precaución de mirar si se puede padecer de este tipo de enfermedad mental
- Realizan ejercicio en exceso: hasta el punto de que pueden poner en riesgo su salud al hacerlo durante más días de los recomendados, con más duración de las rutinas y exigencias exageradas en las rutinas que se practican.
- Su imagen corporal y su peso determinan su autoestima: estos dos factores terminan siendo fundamentales en la manera como estas personas se ven, perdiendo importancia otros factores de su forma de ser, de su manera de relacionarse con los demás y de los logros que puedan tener en otros ámbitos de sus vidas.
- Tienen cambios en el cuerpo que demuestran fragilidad: la pérdida de cabello, tener uñas frágiles, entre otros, pueden ser las primeras señales que no se le está dando al cuerpo el combustible suficiente para garantizar el adecuado funcionamiento de los sistemas corporales
- Presentan alimentación sin controles: estos episodios, llamados clínicamente atracones, pueden presentarse después de pasar largos períodos sin comer lo suficiente para las necesidades de la persona, como una forma de lidiar con las emociones desagradables o como una franca pérdida de control cuando se consumen ciertos alimentos que se tratan de evitar.
- Siente que su comida está a menudo fuera de su control: no logran identificar muchas veces las pistas corporales que le indican en que momento están llenos, saciaron su necesidad de comer o incluso tienen hambre, lo cual hace que no se tenga un control total sobre la alimentación.
- Usa el baño con frecuencia después de comidas: en ocasiones para tratar de eliminar lo que han ingerido a través de distintos métodos.
- Come de acuerdo a sus emociones: como una forma de regular sobre todo aquellas emociones que generan malestar o incomodidad, hace que esto se convierta en un factor de riesgo para hacer atracones alimentarios.
- Varía mucho en su peso: debido a sus conductas frente a la alimentación, pueden subir y bajar de peso en períodos de tiempo cortos, o hacer lo que muchas veces se le conoce como efecto yo-yo del peso.
- Presenta estados de ánimo depresivos o variables: este síntoma debe verse en un contexto asociado a los otros signos de alarma mencionados en este artículo, ya que si ocurren sin alteraciones en la alimentación o la imagen corporal, podría ser indicativo de un trastorno afectivo, sin embargo, es frecuente encontrar que los trastornos de la conducta alimentaria se acompañan de depresión en muchas ocasiones.
- Busca formas de compensar lo que ha comido: por ejemplo; usar medicamentos, suplementos, quemadores, vómito, entre otros.
- Come grandes cantidades de comida cuando no tiene hambre física: como se mencionó previamente, al no identificar la saciedad ni llenura pueden terminar comiendo en momentos donde no es necesario hacerlo.
- Cuando come lo hace de forma rápida o en exceso durante el día: esto se asocia al hecho de no comer de forma consciente, sino automática, lo cual disminuye el control frente a la alimentación.
- Come hasta el punto de sentirse incómodamente lleno: en ocasiones la pérdida de control es tan grande que pueden parar de comer únicamente cuando hay dolor físico o sensación de reflujo relacionado con el acto de alimentarse en ese preciso momento.
- A menudo come solo: al tener la sensación de que están haciendo algo malo tienden a comer en soledad para no tener que exponerse a la opinión de las personas cercanas.
- Tiene sentimientos extremos de culpa y vergüenza después de comer: después de comer pueden aparecer muchas emociones incómodas, lo cual puede hacer mucho más complicado este proceso
Es importante destacar que, mientras más signos de alarmas, mayor posibilidad de padecer un trastorno de la conducta alimentaria. Si usted o alguien cercano puede estar presentando uno de estos trastornos puede agendar una cita en Dialéctica Terapia para poder evaluarlo e iniciar el tratamiento lo más pronto posible. Da click acá y conoce los tratamientos que tenemos en Dialéctica Terapia.
Por: Rommel Andrade